· Con frecuencia no cuentan con el apoyo de la pareja ni de la familia.
· Están más expuestas a un nuevo embarazo porque carecen de información adecuada, de servicios de salud de calidad y de dinero.
· Dificultad para conseguir trabajo.
· Es posible que idealicen la maternidad y la paternidad, pero al enfrentarse a la realidad pueden surgir conflictos personales, de pareja y familiares.
· Cambian radicalmente las actividades de las y los jóvenes, pues el tiempo que podían dedicar a estar con los amigos, a salir, a pasear, a estudiar; deben compartirlo con el tiempo y cuidado que requiere su hijo o hija.
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